Alberto Garzón y Soraya Sáenz de Santamaría se han enzarzado en el Congreso en un duro debate sobre el modelo de Estado a cuenta de la negativa a convocar un referéndum consultivo en el que pueda elegirse entre Monarquía y República.
Mientras Garzón reclamaba en su interpelación una consulta para conocer la voluntad de los ciudadanos, la vicepresidenta ha preferido centrarse en la imposibilidad de cambiar la Constitución por esa vía y en retarle a que proponga una reforma. De nada ha servido que el portavoz de la Izquierda Plural insistiera en que no exigía al Gobierno reformar la Carta Magna sino consultar a los españoles de forma no vinculante.
El diputado de IU ha acusado a la vicepresidenta de “tratar a los españoles como idiotas” acogiéndose a lo que el término significaba en la Grecia clásica, “entregado a la vida privada y apartado de la pública”. Así, ha reclamado la necesidad de que los españoles puedan participar de una forma más activa y que no se limite a votar en las elecciones.
La respuesta de la vicepresidenta ha consistido en insistir que la Constitución no permite un referéndum y en acusar a Garzón de “sectarismo” por exigirlo”.
Mira el vídeo íntegro del debate entre Garzón y Sáenz de Santamaría.
Garzón ha recordado que en los últimos meses la situación política española se ha visto sacudida por el “claro golpe al bipartidismo” reflejado en las elecciones europeas del 25 de mayo y por “la abdicación del ciudadano Juan Carlos Borbón” una semana después. La frase ha provocado la primera interrupción de Jesús Posada ante los abucheos de los diputados del PP.
Su defensa de la República como un sistema equivalente a “más democracia y más garantías” ha enfadado a la número dos de Moncloa, que fruncía el ceño desde su escaño. El diputado de IU no se ha quedado ahí, sino que ha definido la Monarquía como “el parapeto perfecto para desarrollar prácticas corruptas”.
La vicepresidenta ha respondido a Garzón que la Constitución le asiste en su derecho a interpelar al Gobierno en ese sentido, pero no “a instarlo a que incumpla la Carta Magna y se salte la democracia”. Escandalizada, ha dudado de que el diputado fuera “consciente de la gravedad” de lo que estaba pidiendo”. Así, ha calificado de “peligrosa” la idea y ha salpicado su discurso de contínuos avisos. “¡Ojo, ojo, con lo que propone!”, ha repetido en numerosas ocasiones.
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